domingo, 3 de octubre de 2010
Que la murciélaga se la mama al murciélago, Premio Nobel alternativo
Siempre me ha llamado la atención la utilidad de lo inútil, que es como la inutilidad de lo útil, pero a su modo. Los americanos, que suelen hacer gala de su capacidad para reírse de ellos mismos, sana costumbre donde las haya, pusieron en marcha unos premios para homenajear a los peores inventos del año. Es decir, una especie de Premios Nobel de lo inservible, o Nobel alternativos, los Ig Nobel, cuyo jurado bien podría haber estado presidido por Groucho Marx, el genio de lo absurdo, bendita genialidad.
Estos ya veteranos galardones, entregados en la Universidad de Harvard, una de las tres más prestigiosas del mundo, con una parafernalia digna de la propia Academia sueca, (cuyos premios, recordemos, existen en homenaje al inventor de la dinamita, Alfred Nobel), tienen cada año un mayor número de seguidores, habida cuenta lo que suelen premiar, a quién o quiénes y por qué. Responsable de tal galimatías es la revista humorística Annals of Improbable Research (Anales de Investigación Improbable), que desde 1995 recopila los estudios científicos más peregrinos del mundo, y cuyo director, Marc Abrahams, ejerce de maestro de ceremonias en la entrega de galardones, que se celebra unos días antes de la que tiene lugar en Estocolmo.
La ceremonia tuvo lugar en el Sanders Theatre de Harvard, con asistencia de 1.200 espectadores, y los premios (10 en total) fueron entregados por nueve premiados con los Nobel auténticos.
Características importantes de la entrega de estos premios, además de lo anterior, es que los premiados no pueden hablar más de un minuto y que una niña de ocho años puede interrumpirles a gritos en todo momento si el discurso le parece aburrido. Ambas cosas deberían ser copiadas en nuestro país para todas y cada una de las reuniones del Congreso y Senado, además de en conferencias de prensa y mítines de políticos, al objeto de evitar innecesarias hemorragias de verborrea y otras estupideces.
Uno de los trabajos que se ha alzado con el triunfo este año, en el campo de la Biología, ha sido el realizado para demostrar que las murciélagas hacen felaciones a sus machos durante el polvo murcielaguero, lo cual no deja de ser un descubrimiento de imprevisibles consecuencias, ya que se suponía que mamancia tal era sólo propia de los humanos.
"Hemos descubierto que las hembras de murciélago Cynopterus sphynx lamen de forma regular el pene del macho durante la cópula y que cada segundo que pasan chupando alarga la cópula seis segundos", aseguró el portavoz del equipo del chino Min Tan en el estudio publicado en PLoS ONE. Dijo eso y se quedó tan tranquilo el tío, a pesar de haber dado un paso de tal magnitud para la ciencia.
Para satisfacer la curiosidad (que no dudo debe ser muchísima) respecto a los murciélagos, diremos que, aunque pocos lo son completamente, antaño predominaba la creencia de que eran ciegos, como demuestra el origen de su nombre común, “murciélago”, palabra derivada de “murciégalo”, formada por la expresión del castellano antiguo mur cego (ratón ciego), la cual deriva a su vez de la unión de los términos latinos mus (ratón), caeculus (diminutivo de caecus, ciego), y alatus (alado).
El Ig Nobel de la Paz lo ha ganado el psicólogo británico Richard Stephens, que mantiene que la gente que dice palabrotas tras un golpe sufre menos dolor. Stephens pidió a los participantes de su estudio que intentasen tener las manos en un barreño de agua helada el máximo tiempo posible. Aquellos a los que se les permitió blasfemar aguantaron más que los que no podían. O sea, cáguense ustedes en lo que les parezca (cosa que ya hacen, naturalmente) y comprobarán cómo se sienten mucho mejor, si, por ejemplo, se han dejado una espinilla contra la mesa baja del salón. No sé cómo resultará eso de blasfemar si te dan una buena patada en los mismísimos, pero igual alivia.
Más inesperada es la conexión que ha valido el premio de Medicina. Según el estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Amsterdam, montar en una montaña rusa repetidamente mejora el asma. Anonadado me dejan, la verdad. El otro galardón en dicho campo ha sido para la investigación llevada a cabo por el norteamericano Donald L. Unger, que considera como posible causa de la artritis en los dedos de las manos el chasquido voluntario de los de la mano derecha durante 60 años diariamente, y no de la mano izquierda. ¿Y eso cómo lo ha comprobado el colega? ¿Ha estado tantos años investigando? ¿Qué causa entonces la artritis de los dedos de los pies?
La Salud Pública está de enhorabuena tras la invención llevada a cabo por Elena N. Bodnar y sus colegas norteamericanos de un sujetador que, en caso de emergencia, puede ser convertido rápidamente en un par de máscaras antigás, una para quien lo lleva y otra para ofrecérsela a alguien que esté cerca. No se dice nada al respecto de que cualquier usuaria de dicha prenda pueda quitársela en el autobús para combatir los llamados “gases de axila”, que tienen un efecto demoledor para las pituitarias nasales.
Dentro del apartado de Veterinaria los galardonados han sido los ingleses Catherine Douglas y Peter Rowlinson por su estudio en el que demuestran que las vacas que tienen nombre propio dan más leche que las que no lo tienen. Y es que una vaca anónima tiene muy mala leche, la verdad.
El premio en Biología se lo ha llevado un estudio que pone de manifiesto cómo la masa de los desperdicios generados en la cocina puede reducirse en más de un 90% utilizando unas bacterias extraídas de las heces de panda gigante. No sé yo si en el supermercado venderán esa mierda, pero lo preguntaré, que tampoco se pierde nada.
El galardón correspondiente a la Paz ha ido a parar al trabajo titulado: ¿Son las botellas llenas o vacías más o menos duras y tienen un umbral de fractura suficiente para fracturar el cráneo humano?, por Stephan Bollinger y colegas, de la Universidad de Berna (Suiza). A saber: ¿te parten en más pedazos el cráneo si te pegan con una botella llena o con una vacía? That is the question, o sea.
Los galardonados en la disciplina de Ingeniería han sido unos científicos de Londres que han desarrollado un nuevo sistema para recolectar mocos de ballena usando helicópteros teledirigidos. Desconozco la utilidad de mocos tales, pero vaya usted a saber.
En Física, uno de los premios fue a parar a un estudio neozelandés que comprobó que llevar los calcetines por encima de los zapatos reduce drásticamente las caídas cuando se camina sobre hielo. No dice nada sobre llevar la ropa interior por encima de los trajes, algo que Woody Allen proponía como solución a los problemas económicos de un imaginario país sudamericano en su película “Bananas”. Otro de los galardones fue para la norteamericana Katherine K.Whitcome, autora de un trabajo en el que se pone de manifiesto por qué las mujeres embarazadas no se caen. ¿Será por el equilibrio que proporciona la preñez? Tengo que enterarme.
En Química se ha premiado la labor de dos equipos. El primero es un extenso trabajo financiado por el Departamento de Interior de EEUU y en el que también participó BP. Concluye que, en contra de lo que se asume normalmente, el agua y el aceite (una palabra que en inglés también significa petróleo) sí pueden mezclarse. Pues mira qué bien. El segundo correspondió a un trabajo sobre la creación de diamantes a partir de líquidos, especialmente tequila. Los autores son Javier Morales y colegas de la Universidad Autónoma de México. No le leído nada en el estudio sobre si tal fabricación debe llevarse a cabo estando completamente borracho. En España podíamos hacer una publicidad parecida de los caldos nacionales diciendo que es factible obtener diamantes a partir de litros y litros de mollate tinto.
El galardón en Economía se ha otorgado a los directivos de Lehman Brothers, Goldman Sachs y otros bancos de inversión por desarrollar "nuevas maneras de maximizar los beneficios y minimizar los riesgos para la economía mundial". Ninguno de esos directivos asistió a la ceremonia, lo cual habla por sí solo de cómo va la cosa económica.
Gedeon Gono, gobernador del Banco de Zimbawe, logró el premio correspondiente a Matemáticas por poner a disposición de la población un método simple de manejar un rango muy amplio de cifras, desde las más pequeñas a las más grandes, ya que sus billetes de banco abarcan desde un centavo hasta cien billones. ¿Se imagina alguien un billete de cien billones de euros, 16.638 billones de las antiguas pesetas, con el que comprar África entera? Pues eso.
Finalmente, el premio de Literatura fue para la policía irlandesa por redactar y presentar unas 50 multas de tráfico al mayor reincidente de este tipo de infracción en el país, cuyo nombre en polaco, Prawo Jadzy, significa “permiso de conducir”.
Y el año que viene, más.
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