domingo, 10 de octubre de 2010

El rey del rock and soul no sabía en qué nota lloraba cuando nació



Años y años de viajes, de giras, de conciertos y de grabaciones en distintos estudios del mundo para terminar muriendo en un aeropuerto. Solomon Burke, el músico que dijo que no sabía en qué nota lloraba cuando nació, conocido como "el rey del rock and soul" y autor de clásicos como "Evedybody needs somebody to love", "Cry to me" o "It must be love", ha fallecido hoy a los 70 años en el aeropuerto de Schipol, en la capital holandesa, al que llegó procedente de Los Ángeles.

Heredero de una larga tradición de intérpretes de música espiritual, fue considerado uno de los padrinos del soul junto a Ray Charles y Sam Cooke en los años 50, época en la transgredieron las reglas que separaban el gospel del rock and blue, tuvo sus primeros éxitos con "Got to get you off my mind" y "Just Out Of Reach".

Aunque nunca consiguió llegar a las grandes masas, tal y como hicieron los dos anteriormente citados y Otis Redding, sí conectó con un público variopinto, hasta el punto de que uno de sus mayores fans fue ni más ni menos que Carol Wojtila, el Papa Juan Pablo II, quien le invitó a actuar varias veces en el Vaticano. Tuvo su mayor éxito con una versión de "Proud Mary", tema original de Creedence Clearwater Revival, y una de sus canciones más conocidas es “Cry to me”, esa con la que Johnny Castle, experto profesor de baile y ligón consumado, interpretado por Patrick Swayze, seduce a Baby Houseman, la pizpireta, idealista e inocente adolescente a la que da vida Jennifer Grey, en la película “Dirty Dancing”.

En 1964 escribió y grabó “Everybody needs somebody to love” (que interpreta en el video que acompaña este comentario.) Fue su apuesta más prominente en el soul, el tema que más ha perdurado en el tiempo de todos los suyos. Contó con la inmediata versión de los Rolling Stones, la adaptadación realizada por Wilson Pickett, y, casi una década y media después, en 1980, fue usado en la banda sonora del film “The Blues Brothers”.

Tras numerosos éxitos internacionales, el principal de los cuales fue "I have a dream", que compuso en homenaje a Martin Luther King, en 2002 editó “Don't give up on me”, que le supuso la consecución de un Grammy. Disco absolutamente recomendable, recoge la interpretación de canciones escritas especialmente para él por Bob Dylan, Brian Wilson, Van Morrison, Elvis Costello y Tom Waits.

Hombre tan obeso que debía cantar sentado, movía su torso y pierna derecha con un ritmo envidiable, al compás de la música y letra de sus temas. Solía actuar siempre con una rosa en la mano, que llevaba prendida en la solapa o le era entregada por alguno de sus músicos que, cada cierto tiempo, le limpiaba el sudor de la calva, la cara y el cuello, tras mojar una toalla en una cubitera con agua helada.

Burke, predicador y líder espiritual de una iglesia americana, se marcha dejando atrás 21 hijos, 90 nietos y 19 bisnietos. Al menos, eso dice la biografía oficial en su página web. Rest in peace, que en paz descanse, alguien que deja un poco más huérfana a la música soul.

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