viernes, 12 de noviembre de 2010

El lío de los apellidos o práctica del porculo




Manejan el porculo como nadie. Son imbéciles hasta ni se sabe. No disminuídos psíquicos, no. Imbéciles. Una palabra esdrújula de nueve letras, algo que les sonará a mandarín de los montes. Son porculo en sí. Viven por y para el porculo.

No se trata de expresión nefanda. No es esa de dar por el culo, no. No hablo de lugar, orificio o parte del cuerpo para montárselo, sino de una manera de ser y hacer. No tiene connotación sexual alguna. Cada cual/quien es libre de dar o que le den por el culo, le ponga o no el sexo anal. Pero eso es otra cosa. Puede ser gozo y placer, pero no sinrazón como es el porculo.

Y manejan el porculo como pueden manejar el Boletín Oficial del Estado. Para esconder lo mal que están haciéndolo en tantas parcelas de gobierno, pronúnciese gobiennno, han puesto en marcha una campaña de porculo, que pronto tendrá reflejo en prensa, radio y televisión. El porculo hay que airearlo a los cuatro vientos. Para que sepamos de sus actitudes para hacer del porculo todo un arte de gobernar. Ni monarquía parlamentaria ni república: porculo constitucional. Son la esencia del porculo. Y la llevan hasta sus últimas consecuencias para trasladarla a un pueblo de ciudadanos borreguilmente acostumbrados al porculo y a las consignas intelectuales de los programas de la bragueta en las miles de televisiones de los paisanajes estatal y autonómico de las dieciocho Españas.

A partir de ahora, deberíamos abogar por el apellido Porculo. No existe, pero hay vía libre para crearlo. El vicepresidente Alfredo, el químico Rubalcaba, ha dicho que defendería su Pérez porque, de lo contrario, su padre no se lo perdonaría. Debe ser la excepción. Ministrini, la titular de Exteriores, no ha dicho nada al respecto. Debe estar esperando cómo hacer entender a los países sudamericanos que el porculo es algo propio también de la madre patria, no sólo de alguna que otra república bananera. O bananoide, para entendernos. Para que todos los rincones hispanoparlantes disfuten de su respectivo porculo.

También puede haber, que ya lo sabemos por el chiste, quienes lleguen a los juzgados llamándose Juan Mierda para pedir cambiarse el nombre. Y cuando el empleado de turno, dejando escapar una sonrisilla imperceptible, que para eso es funcionario, ponga cara de comprensión ante el posible cambio de apellido, el ciudadano diga que quiere llamarse Antonio Mierda, como su padre.

Bueno, ya lo saben: si papá y mamá no se ponen de acuerdo, lío al canto y que se moje su señoría, que no tiene nada mejor que hacer. Será un juez quien decida el orden de los apellidos, atendiendo al alfabético. No había otra cosa que aporcular en nuestro país, no. Había que joder un poco más a las familias, que no todo va a ser paro, crisis económica, despilfarro y bajadas de pantalones. Ahora se trata de echar a pelear a los progenitores (eufemísticamente, ponerse de acuerdo) y, ahí es nada, meter en el fregado a las mismísimas suegras, que vayan caldeando el ambiente de los apellidos del rorro. Tenemos cientos de problemas, pero bien pueden esperar ante urgencias tales como las de saber cómo nos vamos a llamar desde la inscripción en el registro civil en adelante. Si el orden alfabético se impone, llegará un día en que todos nos apellidaremos Abad Abad y los Zapatero se habrán extinguido por falta de uso.

Y de paso, más que nada para preservar la esencia del porculo, démosle pie a tantos soplagaitas sueltos y tantas soplaídem sueltas como campan por estos campos metafóricos a que pongan en marcha asociaciones sin ánimo de lucro, naturalmente, pero con el imprescindible afán porculizador, previo para lograr subvenciones, que defiendan el apellido de la madre frente al del padre. Ya está bien de resabios machistas y sexistas. Y que esa defensa sea con carácter retroactivo. Basta de dominación masculina, que prevalezca el apellido de mamá. Salvemos a las nuevas generaciones de sufrir lacras paternas tales.

Por fin Federico Lorca García, Miguel Saavedra de Cervantes, Féliz Carpio Lope de Vega, Miguel Gilabert Hernández, Juan Ramón Mantecón Jiménez, Luis Bidón Cernuda, de los Bidones de toda la vida, Antonio Ruiz Machado, y Francisco Villegas Quevedo, por citar algunos de los escribanos que firmaban con el nombre de su padre, y no consideraban inconstitucional su apellido, saldrán de los armarios de los apellidos maternos en los que han estado relegados tantos años al olvido. Qué alivio.

Son lo dicho: porculo. Chinchan, hostilizan, jeringan, acosan, asedian, atormentan, brean, joroban, disgustan, enfadan, entorpecen, hartan, fastidian, incomodan, importunan, incordian, irritan, enojan, enfadan, cansan, fatigan, marean, agobian, atosigan y cargan.

No sé si follan o no, pero joden bastante. Nos joden. Ejercen de porculos. Y lo hacen hasta límites estomagantemente insoportables. Son un porculo. Sólo puedo desearles que con su porculo se lo coman. Y que se vayan de una vez con su porculo a otra parte. A tomar.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Impecable, como siempre.
Aunque hay casos puntuales, léase aquella persona que se apellidaba Mier Daza, en los que urge cambiar el orden de éstos. Lo demás, como bien explicas, es porculo.
Y, en otro orden de cosas, gracias por volver a iluminar el espacio en blanco de la pantalla. Ya hacías falta.

Peggy dijo...

Me he partío el culo (por seguir con la juguetona palabra)leyendo el artíCULO, jaja.Ayyyyy,que continúe la guerra de sexos, otro tema de conversación para las sobremesas de los sábados por la noche, antes de "dar porculo"..

Peggy dijo...

Yo sigo siendo porculera "A mi manera", como reza la canción.

Unknown dijo...

Una es también bastante porculera. Y, siempre, "A mi manera".
Por cierto, bella, bellísima canción que Frank nos cantó como nadie.

Caminante dijo...

Irreverente, con un toque de genialidad indiscutible."No sé si follan o no, pero joden" Lo esperpéntico necesita una crítica veraz y con humor, contamos contigo.

sara dijo...

Inteligencia oportuna y oportunista. Brillantez exquisita que no necesita eufemismos, ni maquillajes de los hechos. Sublime el comentario para la RAE jajaj(se ve que no hemos dado todos en el cole "las cuatro reglas")